INTRUSOS MENTALES: ¿SON NORMALES LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS?

¿Son normales los pensamientos intrusivos?

A la gran mayoría de nosotros nos ha ocurrido que, de manera inesperada, hemos experimentado imágenes, pensamientos o sentimientos que aparecen como destellos que permanecen poco tiempo en nuestras mentes. Esto está relacionado con las intrusiones mentales, las cuales pueden generar en nosotros tanto sensaciones positivas como negativas.

Los pensamientos intrusivos  son parte de nuestra naturaleza humana. Aunque la mayoría de las veces los ignoramos, pueden llegar a generar malestar cuando aumenta su frecuencia e intensidad, y cuando su contenido nos resulta indeseable, incómodo o desagradable.

Es posible que las intrusiones mentales también tengan una carga positiva. Es normal que de repente pensemos que recibiremos una noticia extraordinaria como obtener el empleo de nuestro sueños o ganar la lotería. Por razones prácticas, en este artículo nos enfocaremos en los pensamientos intrusivos que nos causan malestar. Si has identificado pensamientos intrusivos negativos y quieres saber qué tan normales son y cómo manejarlos, aquí te lo explico.

Diversos estudios señalan que los pensamientos intrusivos son un fenómeno universal que experimenta la mayoría de la población general. Investigaciones realizadas por el psicólogo canadiense Adam Radomsky y otros autores revelan que aproximadamente el 93% de las personas presenta intrusiones mentales con contenido similar a las obsesiones de pacientes diagnosticados con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

Las obsesiones y los pensamientos intrusivos van de la mano, sin embargo, el hecho de que un pensamiento intrusivo se convierta o no en una obsesión dependerá del significado y valoración que las personas den a sus pensamientos. Este punto lo retomaremos más adelante.

Algunas intrusiones mentales comunes están vinculadas con la apariencia física, y se relacionan con posibles defectos percibidos en nuestro cuerpo. Pensamiento como “me veo muy mal, estoy pasado de peso”, “soy feo porque mi nariz es horrible” y  “todo mundo observa lo fatal que luzco”, son característicos de una persona con Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), pero también son experimentados en diferente medida por la población en general.

Es natural tener una preocupación legítima por nuestro bienestar físico y, ocasionalmente, pensamientos como “si no hago ejercicio, me voy a enfermar”.

Otros pensamientos intrusivos comunes tienen que ver con la enfermedad y la muerte, “a lo mejor tengo una enfermedad grave y pronto voy a morir” o “ mi familia quedará desamparada ahora que muera”. Solo en algunos casos este tipo de intrusiones mentales se pueden convertir en un cuadro clínico de ansiedad por enfermedad o hipocondría, sin embargo es normal que las personas promedio alguna vez tengamos una idea de este tipo.

Como hemos visto, los pensamientos intrusivos pueden ser de diferentes categorías entre las que encontramos de tipo agresivo, sexual, religiosos e inmorales, de contaminación, dudas, errores, necesidad de comprobar, simetría y orden, e intrusiones de superstición.

Aquí tienes una lista que te puede ayudar a identificarlos:

  • Pensamientos de desear que alguien estuviera muerto.
  • Pensamientos de que algo sale terriblemente mal por un error que cometí.
  • Ideas de recibir noticias de la muerte de un ser querido.
  • Impulso de saltar hacia el tráfico o hacia las vías del metro.
  • Pensamientos de ser contagiado de alguna enfermedad por alguien más.
  • Impulso de decir algo feo o inapropiado a alguien más.
  • Pensamientos de dejar algún aparato prendido (estufa, luz, plancha) y causar un incendio.
  • Pensamientos de abusar sexualmente de niños pequeños.
  • Pensamientos que son contrarios a nuestras creencias religiosas o morales.
  • Dudas de ser homosexual.
  • Pensamientos de actos sexuales «raros».

Si al salir de casa te asalta el pensamiento de haber dejado la estufa encendida, podría ser una preocupación razonable, especialmente si saliste apurado y habías estado cocinando poco antes. Pero en otros casos, podría ser injustificado, especialmente si estás seguro de no haber usado la estufa o si la revisaste antes de salir.

En resumen, mientras que las intrusiones pueden surgir espontáneamente, las obsesiones suelen generar una mayor respuesta emocional, causando ansiedad, tristeza, ira y disgusto, y pueden ir acompañadas de pensamientos como «no puedo hacer nada mientras tenga esto en la cabeza».

Si bien tanto intrusión como obsesión surgen de forma espontánea, estas últimas se relacionan más con contextos inapropiados.

Además es probable que un pensamiento intrusivo no te genere mayor respuesta emocional e incluso que pronto lo puedas olvidar, en tanto las obsesiones generan malestar emocional que desencadena ansiedad, tristeza, ira y asco.

La sensación de inacción en las obsesiones es mayor y pueden aparecer ideas del tipo «no puedo hacer nada mientras tenga esto en la cabeza».

Es importante que ahora que sabes que los pensamientos intrusivos son parte de la vida cotidiana y que casi todas las personas los experimentan en algún punto de su vida, evalúes tus propios pensamientos y de ser necesario busques orientación de un experto en salud mental si estos te están causando malestar emocional.

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